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VIH significa virus de inmunodeficiencia humana. El VIH es un retrovirus que infecta las células del sistema inmunitario humano (principalmente las células T CD4 positivas y los macrófagos, ambos componentes clave del sistema inmunitario celular), de manera que destruye o daña su función. La infección por este virus lleva a la progresiva reducción del sistema inmunitario, lo que se traduce en la inmunodeficiencia. El sistema inmunitario se considera deficiente cuando pierde su capacidad de luchar contra las infecciones y las enfermedades. Las personas con inmunodeficiencia son mucho más vulnerables a un amplio número de infecciones y cánceres, la mayoría de los cuales son raros entre personas sin inmunodeficiencia. Las enfermedades asociadas a una inmunodeficiencia grave se consideran infecciones oportunistas, puesto que se aprovechan de un sistema inmunitario debilitado.
La mayoría de las personas infectadas por el VIH desconocen que han contraído el virus. Inmediatamente después de la infección, algunas personas experimentan síntomas similares a los de la mononucleosis infecciosa, como fiebre, sarpullido, dolor articular y ganglios linfáticos inflamados. Estos síntomas suelen aparecer durante la seroconversión, que es el desarrollo de anticuerpos contra el VIH. La seroconversión generalmente ocurre entre uno y dos meses después de la infección.
El VIH se puede transmitir a través de la penetración anal o vaginal, mediante transfusiones de sangre, al compartir agujas contaminadas en centros de atención sanitaria, por inyecciones de drogas y entre madre e hijo durante el embarazo, el nacimiento y la lactancia.
Transmisión sexual
El VIH se transmite mediante prácticas sexuales en las que haya penetración. El VIH no se transmite de manera muy eficiente, por lo que el riesgo de infección en un único contacto sexual con penetración vaginal es bajo. Según los expertos, el sexo anal presenta un riesgo de contagio diez veces más elevado que el sexo vaginal. Una persona con una infección de transmisión sexual no tratada, particularmente si presenta úlceras o secreciones, tiene, de media, de seis a diez veces más posibilidades de contraer el VIH durante la relación sexual. El sexo oral se considera una actividad sexual de bajo riesgo en lo referente a la transmisión del VIH.
Transmisión por compartir agujas y jeringas
El reutilizar o compartir agujas o jeringas supone una forma muy eficiente de transmitir el VIH. El riesgo de transmisión se puede reducir sustancialmente entre las personas que se inyectan drogas si siempre utilizan agujas y jeringas desechables nuevas o si todas las agujas/jeringas se esterilizan de manera adecuada antes de su uso (véase la pregunta 19). La transmisión en centros de atención sanitaria se puede reducir si los trabajadores sanitarios se adhieren a las precauciones universales(véase la pregunta 20).
Transmisión de madre a hijo
El VIH puede transmitirse a un niño durante el embarazo, el trabajo de parto, el alumbramiento y la lactancia. Por lo general, existe un riesgo del 15-30 % de que una madre contagie a su bebé antes y durante el parto. Varios factores influyen en el riesgo de infección, especialmente la carga viral de la madre en el momento del nacimiento (cuanto mayor es la carga, mayor es el riesgo). La transmisión de madre a hijo después del nacimiento también puede ocurrir durante la lactancia. La probabilidad de transmitir el VIH a un niño es muy baja si la madre está en tratamiento antirretroviral durante el embarazo y la lactancia.
Los besos en la boca no entrañan ningún riesgo para la transmisión del VIH. No hay ninguna prueba que sugiera que el virus se pueda transmitir por medio de la saliva al besar.
Tener relaciones sexuales con una persona que vive con VIH es seguro si el virus está completamente suprimido por el tratamiento. También es seguro si se utiliza un preservativo adecuadamente o si se sigue un tratamiento de profilaxis preexposición según las recomendaciones de tu proveedor de atención sanitaria.
La transmisión sexual del VIH se puede evitar mediante:
No existe una cura para el VIH. Sin embargo, hay un tratamiento efectivo el
cual, si se empieza de manera inmediata y se toma regularmente, hace que la persona que vive con el VIH tenga una vida de calidad esperanza de vida similar a la espera da en el caso de las personas que no han contraído el virus.
Una prueba del VIH es una prueba que revela si una persona ha sido infectada por el VIH. Las pruebas del VIH más utilizadas detectan los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario en respuesta al VIH, puesto que son mucho más fáciles de detectar que el propio virus. Los anticuerpos son producidos por el sistema inmunitario en respuesta a una infección. La mayoría de las personas tarda un mes en desarrollar estos anticuerpos. Los anticuerpos se pueden hallar en la sangre o en fluidos orales.
Por lo general, se recomienda esperar tres meses después de una posible exposición antes de realizar las pruebas del VIH. Aunque la prueba de anticuerpos contra el VIH es muy sensible, hay un periodo silente de hasta dos meses, en función de la prueba en concreto que se utilice. Este es el periodo entre la infección por el VIH y la aparición de los anticuerpos detectables para el virus. En el caso de las pruebas anti-VIH más sensibles que actualmente se recomiendan, el periodo silente ronda las tres semanas. Este periodo podría ser más largo si se utilizaran pruebas menos sensibles.
Durante el periodo silente, las personas infectadas por el VIH no tienen anticuerpos en su sangre que puedan ser detectados por una prueba del VIH.
Sin embargo, la persona podría tener ya altos niveles de VIH en sus fluidos corporales, como son la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna. Durante este periodo silente el VIH puede transmitirse a otra persona, incluso aunque una prueba del VIH no muestre que la persona ha
contraído el virus.
Conocer tu estado serológico tiene dos beneficios vitales. En primer lugar, si estás infectado por el VIH, puedes empezar el tratamiento enseguida, por lo que potencialmente puedes alargar tu vida muchos años. En segundo lugar, si sabes que estás infectado, puedes adoptar todas las precauciones necesarias para evitar contagiar el VIH a otras personas. Si no estás infectado por el VIH, puedes aprender cómo protegerte del VIH en el futuro.Durante el periodo silente, las personas infectadas por el VIH no tienen anticuerpos en su sangre que puedan ser detectados por una prueba del VIH.
Sin embargo, la persona podría tener ya altos niveles de VIH en sus fluidos corporales, como son la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna. Durante este periodo silente el VIH puede transmitirse a otra persona, incluso aunque una prueba del VIH no muestre que la persona ha contraído el virus.
Gracias a los nuevos tratamientos, las personas que viven con el VIH ahora pueden disfrutar de vidas largas y sanas. Es muy importante que te asegures de que tu médico sabe cómo tratar el VIH. Un profesional de la atención sanitaria o un asesor formado en materia de VIH pueden aconsejarte y ayudarte a buscar el médico adecuado.Sin embargo, la persona podría tener ya altos niveles de VIH en sus fluidos corporales, como son la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna. Durante este periodo silente el VIH puede transmitirse a otra persona, incluso aunque una prueba del VIH no muestre que la persona ha contraído el virus.
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